Desde antes

 

Conocí la “Associació José Luis Sampedro per a la Salut i la Cultura” incluso antes de su existencia. Tal vez sería más exacto decir antes de su bautizo porque si bien la Asociación no estaba formalmente constituida y registrada, su actividad existía. Su alma mater, Pepa Salavert, junto con unas compañeras voluntariosas, se desvivía por aliviar la estancia hospitalaria de los enfermos con la lectura. También por amenizar los días de los pequeños ingresados, con actividades atractivas como cuentacuentos, payasos y cantantes. 

 

Es en el marco de esas actividades en el que fuimos invitados José Luis Sampedro y quien esto escribe. Quedamos tan impresionados por lo que vimos, por lo mucho que se estaba haciendo con tan pocos medios que, meses más tardes, cuando nos dijeron que se iba a constituir la Asociación, fuimos los primeros en animarles y en ofrecerles la cesión del nombre “José Luis Sampedro”. En una de nuestras visitas a la Feria del Libro de Valencia, se firmaron las autorizaciones y documentos correspondientes y la Asociación se bautizó. Las impulsoras de la Asociación se sintieron muy honradas y agradecidas por ello, no pudiéndose imaginar hasta qué punto el sentimiento era mutuo. Quienes han conocido a Sampedro personalmente, saben cuán humilde era. Él consideraba que el honor era suyo y, en la medida de sus posibilidades, nunca dejó de apoyar y colaborar para considerarse merecedor de que tan admirable actividad realizada por personas entregadas y comprometidas llevara su nombre. Su admiración por la labor llevada a cabo en la Fe le inspiró insertar estas líneas en un texto escrito para una campaña de apoyo a las Bibliotecas:

 

…“Y aún más años después descubrí otro prodigio en un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios enfermos fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada Bibliotecaria. Con un carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando convencer a burócratas y médicos, no siempre abiertos a otras consideraciones, de que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la curación, al cabo de los años, ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido, además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro”…

 

Hoy Sampedro ya no está entre nosotros, pero en la medida de mis posibilidades y desde la responsabilidad de socia de honor número dos, sigo vinculada a la Asociación y procuro aportar mi modesta colaboración a favor de la Cultura y la Salud, ambas seriamente agredidas en estos tiempos.

 

Olga Lucas